Tengo una voz encerrada en mi interior que reclama su derecho a salir y gritar qué coño le pasa al mundo. Me siento dentro de cuatro paredes que se van cerrando. Me siento como si nadie me acompañara en mi desgracia. Exacto: me siento sola.
Las cosas ya no son lo que eran: la felicidad de salir y ver a todos, la tontuna de pasarse la tarde entera haciendo sandeces por ahí. Eso se me ha quedado corto. Necesito volar más allá de mis siempre presentes espectativas. Veo a eso que idolatraba tiempo atrás y pienso que ha sido de ello.
Es entonces cuando mi cabeza comienza a pensar, los engranajes oxidados caen bajo la presión de su lento y costoso movimiento y empiezan las paranoyas. Todo el mundo se lleva bien, todos sonríen todos son felices entre ellos. Sin embargo yo rehuyo a la gente y quiero encerrarme en mi misma la tarde entera. No consigo la relación que busco y encima, me siento incómoda. Entonces recuerdo las palabras que resonaban en mi entorno familiar: "Eres cortante hija, no se puede entablar una conversación contigo." Y es cuando me paro a pensar, ¿Qué voy a hacer conmigo?
Mientras es mejor pensar que la culpa es del resto.
Atentamente, Mademoiselle Sarkasmò.
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... con el corazón en la mano.
ResponderEliminarY cada vez lo haces mejor.
No te olvides nunca de pensar como piensas.
Eres genial uKa... eternamente maravillosa.