Lucy Monostone is a deceased former American pop star and terrorist, Lucy Monostone is thought by the mysterious corporation at the heart of the conspiracy to be the perfect killer. While genetic engineering can recreate Monostone's body, the challenge appears to be recreating his soul in order for the ultimate murderer to be reborn. It seems that this can only be achieved by combining a number of personalities, representing the different parts of Monostone, into a single vessel.





sábado, 30 de enero de 2010

El amor, el pan de cada día y otras citas célebres.

"Te quiero"

Son las palabras mágicas tanto para una prometida eternamente feliz como para una desesperada que al fin alcanzó el amor de su vida, o no. Un mundo atrapado en dos palabras. Es triste que el significado dependa de como te lo digan, en qué situación, con qué frecuencia... Desde luego hace más ilusión que alguien que se suela despedir únicamente con un "bye" te llame de repente para preguntarte si llegaste viva a casa y acaba su culminante actuación con un te quiero. Pero mientras comienza a llover a la vez que corres por las calles sucias de la polis detrás de esa alma gemela y tu vestido se hace harapos y tu carroza se convierte en una calabaza roída por ratones te conformas con que te lo diga la pija que te acaba de ver por primera vez y que por supuesto desconoce del todo cuanto te importan semejantes combinaciones de letras.
Sobre todo es un punto a recordar lo que nos gusta que sea a nosotros a quien nos lo digan, repitan, recuerden. Que después de tres eternos días sin la persona que te levanta la sonrisa cada mañana sea ella la que exhausta y jadeante se acerque a ti diciéndote que te echa de menos. Pero si de verdad sientes esa necesidad, es ley de vida, serás tú el exhausto y jadeante que correrá hacia él y le dirá las palabras mágicas.
Como buena mujer continuamente decepcionada con el sexo opuesto, volví a incumplir mi promesa de "nunca chulear de situación perfecta". Lo siento, es mi cometido, ahora me toca a mí disfrutar. Puede que mi hada madrina no me visitara para retocarme los trapos, pero como tampoco me van a durar demasiado tiempo puestos y no estoy como para perderlo le dejo tomarse unos... días libres.


The way you love is frightening

It's like thunders&lightenings!


Atentamente, Mademoiselle Sarkasmò.

viernes, 22 de enero de 2010

A lo Carrie Bradshaw.

Las mujeres siempre tenemos la mente amorosa llena de preocupaciones, o al menos de post-its que te recuerdan que debes mostrarlas. Pero sólo estamos realmente ocupadas cuando se suceden situaciones en las que le preguntas qué tal a un amigo y cuando te verifica que normal envidias su respuesta. ¿Normal? En otro momento eufórico en el que tu pareja te ha regalado un cariñoso beso o un atrayente Prada musitas "qué sosa es la gente". En un momento en el cual saltas a la mínima y lloras hasta cuando te dicen que se perdió tu mechero la palabra "normal" es lo más inalcanzable que existe. ¿Quién es el raro aquí?
Cuando él va al baño y aprovechas para mirar en su cajón y sacar estúpidas e intranscendentes conclusiones como que es desordenado porque tiene los libros uno y dos colocados antes del tres en su estantería o que se cuida excesivamente porque tiene un cepillo hasta en el bocadillo te das cuenta de que nunca estamos satisfechas con lo que tenemos. Pero ahora la moraleja de la lechera no queda bien. ¿Más, más y más? ¿O más bien: más, un poco menos, mucho más?
En el momento en que se termina el antiojeras y tus jornadas comienzan cuatro horas más tarde que las de las demás terminas planteándote que hacer contigo misma. ¿Todos los hombres son raros o las raras somos nosotras?


-¿No echas de menos el amor verdadero?
-¿Por qué si tengo siete orgasmos diarios?
-Porque los orgasmos no te cogen de la mano en el cine ni se levantan pronto para prepararte un café por la mañana.




Atentamente, Mademoiselle Sarkasmò.

domingo, 17 de enero de 2010

Meollo.

Tengo una voz encerrada en mi interior que reclama su derecho a salir y gritar qué coño le pasa al mundo. Me siento dentro de cuatro paredes que se van cerrando. Me siento como si nadie me acompañara en mi desgracia. Exacto: me siento sola.
Las cosas ya no son lo que eran: la felicidad de salir y ver a todos, la tontuna de pasarse la tarde entera haciendo sandeces por ahí. Eso se me ha quedado corto. Necesito volar más allá de mis siempre presentes espectativas. Veo a eso que idolatraba tiempo atrás y pienso que ha sido de ello.
Es entonces cuando mi cabeza comienza a pensar, los engranajes oxidados caen bajo la presión de su lento y costoso movimiento y empiezan las paranoyas. Todo el mundo se lleva bien, todos sonríen todos son felices entre ellos. Sin embargo yo rehuyo a la gente y quiero encerrarme en mi misma la tarde entera. No consigo la relación que busco y encima, me siento incómoda. Entonces recuerdo las palabras que resonaban en mi entorno familiar: "Eres cortante hija, no se puede entablar una conversación contigo." Y es cuando me paro a pensar, ¿Qué voy a hacer conmigo?
Mientras es mejor pensar que la culpa es del resto.





Atentamente, Mademoiselle Sarkasmò.

viernes, 15 de enero de 2010

No, gracias.


Mientras el mundo giraba aquella mujer pesimista notaba desde su raído sillón cada uno de los segundos que iban pasando. Le pesaba todo, como si el correcaminos le hubiera tirado un yunque encima. No pudo evitar resbalar hacia abajo de la tela bordada hasta llegar al suelo con las rodillas. Todo le dolía. Mentira. No sabía qué, pero algo le dolía. Lo difícil era: ¿Qué? Notaba que era algo muy profundo, algo que no acababa de encontrar. De repente llamaron a su puerta. Se acercó sigilosamente, pues no sabía quién podía llamar a semejantes horas de la madrugada. Cuando observó por la mirilla qué le esperaba fuera, una niña esperanzada y perdidamente enamorada sonreía al otro lado de la puerta como si no notara el frío polar que helaba los tejados de pizarra.

-¿Hola?- Escupió aquel cuerpo desalmado con un apreciable desdén.

-¡Buenos días!- Exclamó la niña sonriendo con un adorable sarkasmò humorístico.

-¿Qué quieres? Deberías estar acostada.

-Pues... Regalo sonrisas a quien más las necesitas. - Dijo la niña mostrando una cajita roja de entre sus manos.- Y pensé que quizá necesitaría una.

La mujer miro con sorpresa a la pequeña niña. "Menuda maleducada para tener esa edad" pensó. Su expresión tornó aún más irritada. Pero antes de que pudiera hablar la cría le interrumpió la reflexión.

-El rostro es un medidor de emociones. Un barómetro de satisfacción. Y la sonrisa es el punto más alto. Necesitamos sonreír para vivir, no podemos pensar constantemente en tener miedo a que nuestro corazón deje de latir. Si tenemos ese miedo, el remedio es sonreír.

Comprobó una vez más que la caja seguía herméticamente cerrada y se alejó del porche. La mujer penso y alzo el brazo en su dirección.

-¡Espera! ¡Dame una por favor, necesito una sonrisa!

A lo que un niño de sonrisa divina surge de entre la oscuridad de las calles vacías y le da un beso en la mejilla al dulce ángel enamorado que le responde a la mujer:

-No, usted no necesita una sonrisa. Necesita a alguien que la haga florecer.









¿Recuerdas esa sensación de plenitud? ¿Ese preciado bienestar?
Vulnerabilidad, dulce tesoro.



Atentamente, Mademoiselle Sarkasmò.

sábado, 9 de enero de 2010

Verboten.

Creo que aquel siete de Septiembre salí de casa con la esperanza de volver sola, pero a las 6 y 17 me perdí completamente en aquel valle nacarado. Brillo cegador, atrayente. Me quedé eclipsada ante aquel torbellino de emociones. Eran calles nevadas y resbaladizas, pícaras y con encanto. Terciopelo plisado. La nada más espectacular que sin duda experimente jamás. Diamantes en bruto, joyas inalcanzables. Centro de todas mis pasiones, mis deseos. Objeto de mi flechazo instantáneo, y de mi inspiración esta madrugada de Enero.
Dulce perfección expresiva, amarga perdición personal. Muestra de nuestra felicidad juntos y generador de la mía propia. Eliminador de todos mis agobios. Tortuosos ríos de sentimientos puros y envidiables.


Smile, though your heart is aching.
Porcelana.


Atentamente, Mademoiselle Sarkasmò.

lunes, 4 de enero de 2010

Bipolaridad a tope.

Y la niña esperanzada y perdidamente enamorada se frotaba la cara mientras la lluvia le rozaba por los pómulos, resbalando así por estos y cayendo sobre todo su cuerpo hasta calar las converse raídas por el uso. Era feliz, tan feliz que su sonrisa no le cabía en la cara. Aquellos dientes blancos cuales perlas brillaban creando destellos en contraste con las luces epilépticas de la ciudad.
Enfundada en sus leggins negros mojados y su falda escocesa, era observada por todos los habitantes que paseaban por aquellas calles, pero no importaba. Su mente estaba en otra parte y sus ojos denotaban cierto aire de locura que hacían que te perdieras en ellos actuando como largos valles castaños laberínticos. El mundo le había dado la mano y la última oportunidad. Comprendía que había tenido suerte. Mereció la pena no creer haber perdido a su amado inmortal, orgulloso y terco, mas dulce cual caricia materna en la mejilla de un recién nacido. Esa era su señal. La señal de que la felicidad existe y nunca acaba. Su vida había acabado, y su vida había comenzado una vez más, como cada amanecer había dejado de hacer esos últimos y eternos quince días. Ahora amanecía rosado y no negro como el éter. Ahora amanecía.

Where do we go now, sweet child?
Era tan feliz que estaba celosa de sí misma.



Atentamente, Mademoiselle
Sarkasmò.

viernes, 1 de enero de 2010

Año nuevo, vida vieja.

¿Siete años de mala suerte? Puede, pero no me importa. A una velocidad de vértigo caen hacia el suelo los pedazos de cristal del espejo que se acaba de romper al "entrar en contacto" con mi puño airado. Esos pedazos que ahora reflejan el techo por la ley del no se qué de no se cuanto que estudié el año pasado y de la que ya no me acuerdo porque soy inutil demuestran el odio que me tengo a mí misma en estos momentos. No sé como he llegado a estas alturas pero desesperada me araño la cara con la esperanza de que aparezca otra nueva debajo y deje de ser yo de repente.

"Puede que lo que quisiera fuera demostrar que podía hacer cosas... Para mirarme en el espejo y ver a alguien de valía. Pero me equivoqué, no veo NADA."

Cuando nos sentimos injustos rogamos a "eso" que creemos superior a nosotros el por qué. ¿Por qué yo si no he matado a nadie? Pero si nos pasan cosas es por algo. El Karma. Desprendemos energía negativa que tarde o temprano volverá a nosotros como una pelota que rebota contra una pared. Puede que directamente esto no me lo mereciera, puede que sí.

"¿Quién es la chica que veo aquí tras de mí? Guarda el mal reflejo de alguien que no soy."

Sólo me queda esperar. Esperar sentada sin abrir la boca. Esperar que se me quite esta necesidad que siento con lo único que se me puede quitar, o la única persona. Esperar por una caricia en mi rostro o una sonrisa dedicada a mí. Esperar por una tarde tumbada a su lado, acurrucados ambos el uno contra el otro. Mientras prefiero pensar que el mundo es injusto.



Atentamente, Mademoiselle Sarkasmò.