Cuando él va al baño y aprovechas para mirar en su cajón y sacar estúpidas e intranscendentes conclusiones como que es desordenado porque tiene los libros uno y dos colocados antes del tres en su estantería o que se cuida excesivamente porque tiene un cepillo hasta en el bocadillo te das cuenta de que nunca estamos satisfechas con lo que tenemos. Pero ahora la moraleja de la lechera no queda bien. ¿Más, más y más? ¿O más bien: más, un poco menos, mucho más?
En el momento en que se termina el antiojeras y tus jornadas comienzan cuatro horas más tarde que las de las demás terminas planteándote que hacer contigo misma. ¿Todos los hombres son raros o las raras somos nosotras?
-¿No echas de menos el amor verdadero?
-¿Por qué si tengo siete orgasmos diarios?
-Porque los orgasmos no te cogen de la mano en el cine ni se levantan pronto para prepararte un café por la mañana.
Atentamente, Mademoiselle Sarkasmò.
Lo mejor es mezclarlo, orgasmos de noche y por la mañana un abracito para entrar en calor :)
ResponderEliminarMe encanta el ultimo parrafo :)
ResponderEliminarUn orgasmo no está mal si no puedes conseguir el amor.
... con una mano en el corazón.
ResponderEliminarOpino lo mismo que Kate, aunque realmente también me gusta perderme en esos últimos párrafos. Y me encantaría que él también lo sintiese.
Fragarante texto. Como de costumbre. Solo espero que nosotras, a pesar de ser mujeres, seamos más listas que esa gran mayoría, y que el antiojeras no se nos acabe nunca...